Foto superior: Tadeu Nascimento
Un lugar que reúne tradición, arquitectura, historia, sabores y aromas. Instalado en un edificio de estilo ecléctico, con 6 mil m² y más de 200 puertas y ventanas, el Museo del Café, inaugurado en 1998, es mucho más que un local turístico que exalta el principal producto brasileño de exportación a finales del siglo 19. Es una experiencia de variadas sensaciones, que van desde el inicio del cultivo del grano hasta la consolidación del café como uno de los símbolos nacionales. Exposiciones permanente y temporales, obras de arte, mobiliario de época, tienda temática y cafetería que sirve los mejores granos café – e incluso el más caro y raro del país - son algunas de sus muchas atracciones.
Sala del Pregón
El espacio donde se realizaban las negociaciones que fijaban las cotizaciones diarias de los sacos de café, la Sala del Pregón cuenta con 154 piezas, entre ellas 81 sillas y mesas de madera de imbuia sobre una tarima de jacarandá. En el piso con diseños geométricos, hecho con mármoles de Grecia, España e Italia, destaca la Estrella de David, elemento de referencia masónica. La disposición del mobiliario, en estilo art nouveau, representa la jerarquía de la antigua bolsa: 11 sillas principales destinadas al presidente, en el centro, y a los secretarios, a los lados, y las otras 70 alrededor, para los corredores. Los productores y exportadores asistían a las sesiones desde el entrepiso. Los pregones se realizaron hasta 1950.
Foto: Francisco Arrais
Tríptico de Benedicto Calixto
La pintura tríptica de la Sala del Pregón muestra las transformaciones urbanas y económicas de Santos según la visión artística de Benedicto Calixto — la fundación de la villa, 1822 y 1922. En ella aparecen la piedra triangular, el martillo y la cuchara de albañil, tres elementos masónicos. Con figuras de la fauna brasileña, los marcos en estilo renacentista también son obra del pintor paulista.
Fotos: Rosangela Menezes y Acervo del Museo del Café
Vitral
Uno de los primeros vitrales con temática brasileña, La epopeya de los bandeirantes también lleva la firma de Benedicto Calixto. Elaborado por la Casa Conrado, famoso taller de la capital paulista, presenta alegorías y composiciones simbólicas que representan la riqueza de tres períodos de la historia. En la escena central, La visión de Anhanguera: la Madre del Oro y las Madres del Agua, destaca el oro del Brasil colonial. La agricultura del café, la caña de azúcar y el algodón del Imperio están representadas en La Agricultura y la Abundancia, a la izquierda, mientras que La Industria y el Comercio, a la derecha, evidencian el comercio, la exportación y la modernización de la República.
Foto: Francisco Arrais
Exposición Permanente
La exposición permanente La trayectoria del café en Brasil, que muestra la relación entre la caficultura y el desarrollo del país, ocupa espacios en la planta baja y el primer piso. Dividida en los módulos El café y el trabajo, Cosecha y Beneficiado, presenta la llegada de las primeras plántulas de café al país, junto con los inmigrantes japoneses y europeos trabajando en las plantaciones. La riqueza y el progreso impulsados por el café se representan, en paneles y maquetas, mediante la expansión de la red ferroviaria del Estado de São Paulo y el desarrollo del puerto de Santos.
Foto: Francisco Arrais
Torre del Reloj
Con unos 40 metros de altura —el doble que el edificio—, la torre del reloj, situada en la esquina de la Rua Tuiuti, cuenta con cuatro esculturas que simbolizan la agricultura, el comercio, la industria y la navegación. El reloj suizo, encargado de convocar a las sesiones del pregón, cambió la rutina de la población, que antes se guiaba por las campanas de las iglesias para marcar el tiempo.
Foto: Carlos Nogueira
Vitral de entrada
Sobre la puerta principal de acceso al edificio se encuentra un pequeño vitral con el símbolo de los Estados Unidos del Brasil, nombre del país en la época de la inauguración del edificio y que se mantuvo hasta 1967. También destaca el Escudo de Armas de Brasil, compuesto por una rama de café y otra de tabaco, los dos cultivos más importantes del país en la Proclamación de la República (1889).
Foto: Cecília Dias
Cafetería
Para finalizar el recorrido, es casi obligatoria una parada en la cafetería del museo, cuyo menú va más allá del tradicional espresso. Inaugurada en 2000, ofrece diversas opciones de bebidas calientes y frías, cócteles y dulces a base de café, además de granos de varias regiones productoras, para disfrutar en el momento o llevar a casa.
Foto: Francisco Arrais